2 de septiembre de 2012

Colección Route1963 — Hito nº 13. EL 5 DE LA N-III. Bº de Palomeras Bajas, Madrid




Cuando la carretera Madrid-Valencia cruzaba Vallecas
 

  El hito aún se conserva frente al estadio del Rayo Vallecano







  Estado actual del hito, ciego o mudo




  El hito en miniatura desde todos los ángulos



Diferentes vistas del proceso de fabricación y acabados finales



EL 5 DE LA N-III (VALLECAS - Madrid)


Este famoso mojón madrileño, del que ya hemos hablado en esta página del blog, y que todavía se conserva, aunque con sus caracteres originales completamente borrados, frente al estadio del equipo de fútbol del Rayo Vallecano, en la Avenida de la Albufera, es uno de los pocos que han sobrevivido en Madrid capital, y era casi de obligado cumplimiento dedicarle una réplica en barro, sobre todo cuando una mujer vallecana de pro me lo ha pedido como recuerdo para colocarlo en su despacho. Dicho y hecho, me puse manos a la obra para esculpir la que sería mi obra número trece, y de paso innovar en ella un nuevo elemento de diseño: el rectángulo con la denominación de la carretera (en este caso N-III) en relieve. Es de observar que en esto de los hitos kilométricos del denominado Plan Peña de 1939, a pesar de su presunta normalización en el diseño, han existido siempre bastantes variaciones formales según épocas, lugares y materiales, hasta el punto de existir mojones con la nomenclatura de la carretera en relieve, incrustada, o simplemente pintada sobre la superficie, y otro tanto cabe decir de los números indicativos del punto kilométrico, a veces tallados sobre el mojón, como veremos en mi siguiente pieza, pero por lo común simplemente pintados en la superficie. Y esto por no hablar de diversas tipografías, tamaños y colocación de los caracteres sobre el hito kilométrico. Parece ser que en lo único que se han respetado las directrices del Plan Peña ha sido en los colores identificativos de la categoría de las carreteras, porque en todo lo demás da la sensación de que ha primado el libre criterio de cada autor, por lo menos en las sucesivas restauraciones de pintura que se han ido haciendo con los años.

Para modelar mi mojón vallecano con la nomenclatura en relieve tuve que modificar alguno de los juegos de plantillas que utilizo habitualmente, y aunque el procedimiento era experimental, su resultado ha sido satisfactorio. En las fotos recientes que hemos obtenido del hito real, tallado en granito, puede comprobarse que efectivamente el rectángulo con la denominación de la carretera se mostraba en relieve. Por lo demás, como queda dicho, no hay el menor indicio de ninguno de sus colores ni de sus caracteres, pues oficialmente la antigua N-III dejó de transitar por aquí a principios o mediados de los años 60 del pasado siglo, bastantes años después de que Vallecas perdiera su condición de municipio independiente para incorporarse al municipio de Madrid como un barrio más del mismo y la Avenida de la Albufera, la arteria más importante del ahora distrito, quedase convertida en una calle más de la ciudad. Sin embargo, la impronta que la antigua carretera de Madrid a Valencia dejó en Vallecas durante mucho tiempo fue muy importante, y los vecinos de mayor edad todavía la recuerdan como un símbolo característico del barrio. La Historia no les desmiente, pues existen abundantes documentos en los que se habla de Vallecas como punto emblemático en la entrada o salida de Madrid por lo que fue antaño el Camino Real de la capital a Valencia, aspecto igualmente corroborado por mapas y callejeros urbanos de cierta antigüedad.

Como parte de los trabajos para el documental sobre la antigua N-III, en las grabaciones nocturnas que realicé el invierno pasado desde el origen de la carretera en el kilómetro cero, pude comprobar que efectivamente las mediciones eran correctas casi al milímetro, y el hito vallecano indica con precisión los cinco kilómetros de distancia a la Puerta del Sol. No esperaba otra cosa, desde luego, pero me sorprendió gratamente comprobar cómo los primitivos ingenieros de caminos hicieron escrupulosamente bien su trabajo de medición.

Hoy por hoy, no parece probable que el mojón vallecano vaya a desaparecer de su emplazamiento, como les ha sucedido a algunos contiguos no hace mucho tiempo. Sucesivas reformas en la acera y en los aledaños del estadio de fútbol lo han mantenido siempre en su lugar original. Incluso se asienta sobre una plataforma de baldosas de factura reciente. Es un elemento mudo y emblemático del barrio, y aunque la mayoría de la gente desconocerá seguramente el significado que tuvo, ya sólo esa condición parece que asegurará su supervivencia. Y por si algún día no fuera así, por lo menos con la réplica en barro yo he garantizado su memoria.


Ficha del hito:





Ubicación original del hito real (aprox.):